Ayer vi una película sobre el Camino de Santiago, the way, protagonizada por Martin Sheen y dirigida por su hijo Emilio Estevez. No voy a contar la trama, porque merece la pena verla, disfrutar con cada personaje, con su personalidad tan original y con los diálogos. La música ayuda mucho a acompañar a los peregrinos en su caminar. Anima escucharla y levanta el ánimo. La arquitectura y los paisajes nos recuerdan cada rincón de ese bello y sublime camino de encuentro personal y de aceptación de la realidad.
Cada uno de los 4 personajes principales tienen una originalidad arrolladora, lejos de prejuicios, se muestran tal como son, sin miedos. Solo que el protagonista aprende a despojarse de todo ello que le ata y no le deja ser libre interiormente. El camino, sus acompañantes y el motivo de la peregrinación le devolverán la frescura, la sonrisa, la libertad interior y la paz del corazón.